El entorno cambia drásticamente al cubrir total o parcialmente una pared, un muro o una fachada.
Pero más allá de eso, los muros vegetales nos ofrecen un sinfín de ventajas:
1. Ahorro energético:
El jardín vertical, al estar separado de la pared, genera una capa aislante de aire entre la fachada de la vivienda y el jardín en sí. Dicha capa de aire reduce los cambios bruscos de temperatura entre el día y la noche, lo que reduce considerablemente el consumo de energía necesaria para calentar su hogar en invierno o refrescarlo en verano. Un muro vegetal puede reducir hasta 10º C la temperatura de la fachada en la que se instala.
2. Protección de la estructura del edificio:
Relacionada con la anterior, pues la reducción de los cambios bruscos de temperatura, disminuye también en gran medida la contracción-dilatación de los materiales de construcción de la fachada. A su vez, la cantidad de agua de lluvia que llega a estar en contacto con la fachada se reduce casi al mínimo.
3. Purificación del aire:
Como todo el mundo sabe, el proceso de fotosíntesis hace que las plantas fijen CO2 del ambiente y liberen Oxígeno a la atmósfera. A la vez, las plantas son capaces de fijar alrededor de 300 compuestos orgánicos volátiles (VOC).
4. Aislamiento acústico:
Los jardines verticales proporcionan un colchón frente a la contaminación acústica, reduciendo considerablemente la cantidad de ruido y vibraciones percibidas en el interior de los edificios ajardinados.
5. Fomento de la sensibilidad medioambiental:
La instalación de jardines verticales en nuestras ciudades es una herramienta perfecta para la sensibilización y concienciación medioambiental de la población.